domingo, 30 de agosto de 2009

Exposición de fotografías en el Museo de Bellas Artes




Parte del Noroeste de nuestro país, incluyendo la totalidad de las provincias de Jujuy y Salta, un sector de Catamarca, San Luis, Tucumán y La Rioja, configuran un mundo fascinante de múltiples fisonomías, totalmente distintas a las que encontramos en el resto de nuestro territorio.
Del verde monte catamarqueño con sus infinitos matices, pasamos en pocas horas de viaje al blanco puro de las Salinas Grandes. De las gigantescas dunas de Tatón también en Catamarca a las escarpadas montañas que rodean Iruya.
Huellas que se desvanecen en el horizonte ayudadadas por el viento, unen estos lugares de temperaturas extremas. El sol abrasador del mediodía compite sin piedad con el gélido frio de la noche.
Sobrevivir en ese mundo tan especial es tremendamente difícil, desmesuradamente duro.
Semblantes de facciones rígidas y miradas cristalinas, dejan surgir por las arrugas impresas en sus rostros, una bondad aún más profunda que el más grande de los valles en que habitan.
Solamente aquellos que logran un equilibrio real entre la fuerza de su espíritu y el poderío de la naturaleza, logran gozar a pleno el hecho de vivir en ese universo creado para unos pocos.
En estas imágenes he tratado de llevar al papel las diferentes escenografías que llevo grabadas en mi mente, siendo la intención compartirlas con todos aquellos que no han tenido la suerte de ingresar en ese universo y revivirlas a los que también transitaron esos caminos.
Vicente Morales, invierno del 2009

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